miércoles, octubre 31, 2007

El corsario del DVD

He de reconocerlo hasta yo compro piratería. Pero no crean que esto lo aplico a todos lo ámbitos de mi vida, nunca me he puesto unos pantalones lesvis o tennis Kike o playeras Polo que en vez de cocodrilo traen una iguana. Tampoco he tomado pomos rellenos, comprado cumbiamixes con los 150 éxitos bailables o usado lociones adquiridas en los prestigiosos puestos semifijos del metro Chilpancingo. Mi afición corsaria se enfoca a un solo campo, el cine.

Mi naturaleza misantrópica y el síndrome de Jekyll y Mr Hyde que se despierta cada vez que entro al cine y encuentro que la sala de proyección se ha convertido en una cafetería, me han llevado a comprar un gran volumen de pelís piratas que disfruto en la comodidad de mi hogar.




Mis amigos los puristas han mencionado que comprar piratería afecta al gremio, que mientras yo compro Inland Empire por 10 peso, 2 diseñadores gráficos de un gran corporativo ubicado en Londres pierden su empleo y la lana dedicada a promoción de la próxima cinta de Burt Reynolds. Yo replico que el dinero producto de la venta de películas piratas se convierte en un flujo de capital que produce circulante en nuestro devaluado país al evitar que las ganancias generadas por una movie se vayan al corporativo mundial y las repartan “equitativamente” de acuerdo a sus intereses. Eso sin mencionar que la piratería fomenta la cultura al poner en mis manos historias que nunca llegaron a cartelera. Gracias a mi video-pirata de confianza he tenido la oportunidad de ver pelís de Jarmusch, Vittorio de Sica, Wes Anderson, o a las putas de Los Ángeles bailando junto a Laura Dern, un chango y una vieja con una sola pata en Inland Empire de David Lynch o Nazarín de Buñuel, las de Chabelo y Pepito, las consagradas de Akira Kurosawa y obvio las del maestro Alfonso Zayas que en ningún mix up por muy surtido que esté manejan.

Sin embargo como todo pirata bien nacido tengo un código de ética. He de mencionar que nunca compro pelís grabadas de la pantalla, ni aquellas que merecen ser vistas en gran formato. Digamos que es una regla no escrita de todos los bucaneros que como yo estamos pendientes de la reactivación del circulante en nuestra valpuleada economía y más que por rebelión al sistema o para darle a la madre a los anuncios mamones de Cinemex, lo hacemos por la sed de esperar que en alguna de estas historias no contadas gane el malo de la película.

Mis más recientes adquisiciones The darjeerling express, Nosferatu, The hunger y Knife in the water. Si requieren de refencias seguro les conecto a mi díler.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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