Easy like a sunday morning

Este chaparrín caliente creyó podría ahorrarse la lana que religiosamente dona a las extrafajadoras sociales del H. teibol el Q-litos y decidió que la mejor manera de cachondear a una gorda sin tener que abonar su mensualidad era vestirse de mujer y subirse al metro.
En teoría esta idea está bien pinche culerita y más si eres tan enano que te huele la cabeza a patas y pareces el vivo retrato de la cabeza olmeca de La Venta, pero aún así el chaparrito se puso sus tacones Mi Alegría, su vestido de cortina de moteluco de la salida a Pachuca y una peluquita de niña idiota de RBD y decidió que vestido de Amandititita no iba levantar sospechas y las viejas iban a decir… “Mira que chingón, Carmelita Salinas me está agarrando las chichis y arrimándome el mueble, la voy a dejar para que se entretenga mientras llegamos a Indios Verdes” y pus que compra su boletote del metro y que se lanza a dar vida a su genial ideota. Apenas le estaba masajeando las carnes a una fémina y que me lo agarran con las manos en las lonjas.

Cuando llegaron los polis a detenerlo, se les hizo raro que Carmelita tuviera periscopio y no se sentara pa miar, por lo que dedujeron que era machín y pus que me lo arrestan y que me lo pasan al muro de la fama en donde registraron que su nombre era Juan José Ortega Ontiveros y que es ingeñero en una empresa de comunicación y que lo que pasó es de que al llegar a la empresa de radio localización, donde trabaja, dos sujetos lo amagaron y obligaron a subir a su propio vehículo, y vestirse de mujer. Dijo que logró librarse de los supuestos asaltantes y vestido de mujer, abordó el Metro pa salvarse.
Los bellos judas no le creyeron nadita de nada y después de unos toques en los bajos, Carmelita, perdón Juan José confesó que al igual que todos los delincuentes de esta ciudad tuvo un motivo lo suficientemente fuerte para cometer esa travesurilla: Se le hizo fácil.