Mi niñez fue maravillosa, tengo unos padres fenomenales que se encargaron de convertirme en el monstruo que soy hoy, eso y la pinche exposición mediática a las “inocentes historias de Disney” que se encargaron de atormentar mi infancia con tragedias más cabronas que las del joven Werther.
Que tal con el pinche Bambi… te ponen a ver a un venado más andrógino que el Deivi boguí que nomás empieza la película y los cazadores matan a la jefecita, tras esa escena sientes una mezcla de impotencia, indignación, coraje, tristeza por que unos hijos de la chingada mataron a la mamá del venadito y ahora tendrá que juntarse con una bola de animales más putos que los gueyes de Locomía. Piensas en el pobre animal, en como ayudarle a sobreponerse, sé fuerte Bambi aguanta, con toda tu alma deseas que la escena transcurra cerca de tu casa para salir corriendo a adoptarlo, a ofrecerle tu protección y un hogar lindo y cariñoso en donde nunca le pasará nada.
Estás a punto del llanto y tu jefecita te llama a comer, detienes la película ves a toda tu familia reunida, con jefito, jefita, hermanas y hasta el pinche perro la mesa servida y en tu plato un pedazo de carne que sabe rico y que nunca antes habías probado. ¿Qué es esto aba? Preguntas cándidamente.
Es venado.
A partir de ese momento la culpa y el remordimiento te acompañan el resto de tu vida.
martes, agosto 26, 2008
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5 comentarios:
Lo peor fue cuando vi Charlie y la fábrica de chocolates, y después comí Oompa Loompa.
Como siempre, me defequé de risa con su blog, master.
Por eso está más chido ver la versión McFarlane de los cuentos para niños.
Mi estimado Ninja a qué sabe el umpa loompa? seguro es como chocolate kobe según yo.
Andreita: a guevo los ceuntos de McFarlane son la onda... eso si es parte de la educación para el uto mundo.
JAJAJAJA. "Más putos que los weyes de Locomía", jajajajajaja.
Bueno, no se puede negar que Disney es un unificador familiar, casi casi como la cocacola, je,je.
Seeee los Locomía son un parámetro de putez infinita, es como ver a Raphael cantando Qué tal te va sin mí...
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